FUNDADOR DE LA ORGANIZACION GOTKUSHE TAYRONA
Ramón Gil Barros es el fundado y uno de los mamos más reconocidos y respetados de la Sierra Nevada de Santa Marta. En los años 80 fue protagonista de la reorganización territorial del pueblo wiwa a partir del llamado de los padres espirituales hacia Nuklindúe, territorio que comprende la zona nororiental de la Sierra entre los ríos Frío y Guachaca. Allí fundó las comunidades de Kemakumake, Kalabangaga y Gotzezhi en protección de los sitios sagrados Matuna y Duanama, donde habitan importantes seres espirituales de la cosmogonía de los pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta, o Gonawindúa, como se conoce tradicionalmente.
Así mismo, inició la unificación política de los pueblos Kogi Wiwa y Arhuaco a través de la Organización Gonawindua Tayrona (OGT), la cual lideró la compra masiva de tierras para la ampliación del resguardo y el diálogo directo con las instituciones del Estado, logrando extender y sanear el resguardo Kogi Malayo Arhuaco, del cual fue su primer cabildo gobernador.
Estoy tranquilo y feliz. Si quedo ciego ya vi lo que tenía que ver.
Conocido en la comunidad indígena wiwa como “Ade", que significa padre en lengua damana, es uno de los líderes espirituales más relevantes de la Sierra Nevada de Santa Marta. Nacido en 1941 en Rongoy, un pueblo wiwa del departamento del Cesar, fue criado por su abuela materna, quien le inculcó valores de justicia y armonía. Desde su juventud, se dedicó a fortalecer el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, siguiendo el ejemplo de su padre, el mamo Rumaldo Gil Pinto.
A lo largo de su vida, se ha comprometido con la protección de los conocimientos ancestrales y la cohesión de los pueblos indígenas de la Sierra. En la década de 1980, fundó la Organización Gonawindua Tayrona junto a otros líderes indígenas, con el fin de representar a los pueblos arhuaco, kogui y wiwa frente al Estado colombiano. Además, trabajó en proyectos documentales y educativos para compartir los saberes tradicionales de su cultura. También ha sido un defensor incansable de la sostenibilidad ambiental, promoviendo la reforestación y la recuperación de tierras para las generaciones futuras.
Hoy reside en Gotsezhi, una comunidad que él mismo fundó en la cuenca del río Guachaca. Allí continúa su labor como mamo, asesorando a los consejos de autoridades tradicionales en temas administrativos y espirituales. Su legado perdura en la preservación de la cultura wiwa, la protección de la naturaleza y su compromiso con el bienestar de su pueblo.
¿Qué dijo el jurado?: “Es en sí mismo portador de la cultura de su pueblo, representa la cosmovisión del pueblo wiwa y las dimensiones que implica la presencia de los pueblos indígenas en una sociedad como la colombiana. En su trayectoria ha levantado la voz en nombre de la naturaleza y ha puesto en valor el papel de la cultura y su relación intrínseca con el entorno".
Reconoce la expresión, preservación y transmisión de los saberes, conocimientos y prácticas que hacen parte del legado cultural tradicional de los diversos grupos sociales y poblacionales del país.